domingo, 26 de julio de 2015

París, La Jeune Rue, dinamización de un área urbana

LA JEUNE RUE ("...Voilà la jeune rue et tu n'est encore qu'un petit enfant..." del poema Zone de Guillaume Apollinaire) es un nuevo hub en París, cerca de la Place de la République, en el que se han abierto muy recientemente una treintena de tiendas, con un mix de oferta en el cual, si bien predomina la gastronomía, tienen cabida también una papelería, una tienda de objetos "de diseño", una de prensa escrita y hasta una pequeña sucursal del Théâtre du Marais.
La iniciativa ha venido de parte de un empresario francés que, después de unos años en New York, tuvo nostalgia de su París natal y volvió con ganas de hacer... Cédric Naudon dice que él no fue el instigador del proyecto, sino que el proyecto se le fue imponiendo... Todo comenzó con el deseo de abrir un restaurante con los mejores productos de la tierra; cuando fue a buscar un  local para el restaurante se encontró con un propietario que tenía ¡30 locales!  disponibles en la misma zona... Recorrió Francia buscando las mejores huertas y granjas; a medida que encontraba productos de calidad y establecía relaciones de confianza con los productores, decidía abrir una nueva tienda... verdulería, carnicería, restaurante, bar de ostras... Buscó a los mejores diseñadores y les transmitió su idea.  Varios de ellos declararon que el proyecto les pareció, en un primer momento, demasiado bueno para ser verdad.  A medida que el proyecto crecía, otros empresarios fueron sumándose.  Los propietarios de las huertas y de las granjas no son meros proveedores, son socios de Naudon.   El proyecto ha puesto a trabajar juntos a una red de 450 proveedores.  El empresario está organizando una fundación para apoyar a las granjas sostenibles y dice que los clientes de La Jeune Rue pagarán un precio justo por sus compras: suficiente para que los granjeros puedan ganarse una vida decente, pero sin los excesivos incrementos de precio derivados de la intermediación (porque no la habrá).  Para entender hasta qué punto todo se ha pensado y diseñado... Naudon ha encargado a BETC Music la misión de imaginar una identidad musical propia para cada lugar de La Jeune Rue. "Creer en un vínculo particular con nuestros consumidores es también nutrirlos con diversas creaciones". Lo que sigue es un manifiesto que expresa los valores del grupo, extraído de la web www.lajeunerue.fr
(Abajo mi traducción)




Lo que comemos nos constituye. (o: somos lo que comemos)
Lo que comemos dibuja nuestro mundo.
Nuestro porvenir está en nuestro plato.
Lo bueno y lo bello deben conjugarse.
Es el gran tiempo de cambiar de era.

Por lo tanto La Jeune Rue se compromete a:

Elegir a los campesinos que hacen acto de virtud.
Respetar y acompañar a los que protegen nuestra biósfera.
Conocer los territorios y sus estaciones.
Aprender con humildad a conocer mejor la complejidad de la vida.
Ser conscientes del valor de nuestros productos y no echarlos a perder.
Cultivar el amor a la mesa y a las mesas.
Poner lo bello al servicio de lo bueno.




En uno de mis anteriores posts les explicaba el método de design thinking para la creación de objetos o servicios. ¿Lo recuerdan?  Consta de 5 pasos: la empatía o inmersión en el tema, la definición de necesidades, la ideación, la experimentación y el seguimiento.  Es tal cual lo que Cédric Naudon y su equipo de diseñadores hicieron para dar vida a este proyecto.






sábado, 25 de julio de 2015

Cultura colaborativa

Andrew Yang es autor del libro "Smart people should build things" y fundador de "Venture for America" y de "Teaching for America".  Viendo que l@s más destacad@s profesionales de las principales universidades de su país iban a parar a unos pocos  y elitistas sectores de la economía y constatando que aun así muchos de ellos sentían una gran insatisfacción vital, se preguntó  a sí mismo dónde podían tener un mayor impacto estas personas tan bien preparadas. Hablando con much@s de sus colegas supo que estaban dispuest@s a hacer una diferencia en las comunidades americanas menos reconocidas.  Fue así como nació la idea de VentureforAmerica.  El objetivo de la organización es restaurar la cultura del logro, construir caminos más amplios para desarrollar el espíritu emprendedor y crear muchos puestos de trabajo en América.  Andrew piensa que la manera como se han estructurado hasta ahora  los caminos para el talento limita a muchas personas  ¿Cómo funciona "Venture for America"?   Cada año recrutan y entrenan a un nuevo grupo de graduad@s para quienes consiguen un primer trabajo en startups en ciudades emergentes a lo largo y ancho del país.  Después de haber sido seleccionad@s y entrenad@s durante  5 semanas, comenzarán a trabajar sobre el terreno inmediatamente y pasarán 2 años construyedo un negocio junto a personas con mayor experiencia.  De esta manera adquieren las herramientas prácticas que más adelante podrán utilizar para comenzar sus propios negocios.

"Si tu vives en Detroit o en Nueva Orleans durante 2 años tratando de construir una startup, eso va a tener un impacto sobre ti.  Sabrás que a veces construir cosas no es tan fácil, que en el mundo real a veces puedes ser inteligente y trabajar duro y aún así no conseguir que las cosas salgan adelante...Eres también parte de una comunidad que se enfrenta a cuestiones del día a día, a veces de insuficiencia de infraestructura.  Es un conjunto muy diferente de experiencias en un entorno difícil que no puede sino ser profundamente formativo.  Yo he visto a compañer@s que han tenido la experiencia, crecer y madurar; ell@s son diferentes versiones de si mism@s respecto de cuando ingresaron al programa."

Tal como lo expresa Enrico Moretti en su libro "Ciudades creativas", los flujos actuales del talento tienen un pronunciado sesgo regional.  La tendencia observada en las últimas décadas es que el talento se congrega en un puñado de ciudades a nivel mundial.  El propósito de Venture for America es contrarrestar esa tendencia creando oportunidades y comunidades empresariales en otras ciudades y regiones.  "Sugeriría que una persona joven y talentosa puede tener un mayor impacto social y acceso a buenas oportunidades en un entorno menos denso, donde pueda tener más responsabilidad y visibilidad más pronto.  Hay toneladas de oportunidades en Nueva York o Silicon Valley, pero también muchísimas personas talentosas en cada una de esas ciudades, algunas de las cuales tienen conexiones familiares u otras ventajas.  Básicamente, creemos que un flujo de talento más diverso ayudaría a las ciudades de todo el país mientras que no afectaría a los polos de innovación ya existentes.  Nuestra misión es ayudar para que esto ocurra."

Pienso que estas ideas también pueden aplicarse a escala de la economía de la ciudad, distribuyendo la actividad económica entre todos sus distritos: comercio, arte y cultura, diseño, TIC, etc.  Es posible que distintos distritos tengan diferentes "vocaciones" o potencial que hay que descubrir y ayudar a desarrollar.  De esta manera se enriquecen no solo económicamente sino también culturalmente todas las áreas y por otra parte se ahorra tiempo y desplazamientos en transporte público y privado, con la consiguiente disminución de la contaminación ambiental.

Fuente: www.ventureforamerica.org



  

El valor económico de las industrias culturales y creativas

Hace poco más de un año, el gobierno francés encargó a la consultora Ernest & Young un estudio sobre el aporte económico de las industrias culturales en Francia ("La primera evaluación económica de los 9 sectores de la cultura en Francia").  El resultado de dicho estudio refleja que el país tiene en la cultura una mina de oro.  Los sectores que se incluyeron en el estudio fueron 9: Música, Espectáculos en vivo, Prensa, Libros, Radio, Cine, TV, Videojuegos y Artes gráficas y plásticas.  En 2011, este fue el panorama general:


El sector aporta 1.2 millones de puestos de trabajo (5% del empleo total en Francia), con un 92 % de empleos directos, la mayor parte muy arraigados en el territorio y por lo tanto difícilmente deslocalizables.  Recientemente se ha creado la plataforma www.Francecreative.fr para defender los intereses del sector y crear conciencia en la ciudadanía sobre la importancia del mismo, no solo a nivel económico sino, por definición, a nivel de cultura y valores humanísticos, muchas veces devaluados frente a los valores utilitaristas de la ciencia o la tecnología.



miércoles, 15 de julio de 2015

¿Qué país hace el mayor bien para el mundo? Which country does the most good for the world?

La capacidad creadora, la creatividad, supone mirar el mundo desde una perspectiva diferente. Cuando nos enfrentamos a un problema o a una oportunidad, la creatividad implica la capacidad de buscar diferentes puntos de vista, y generalmente, comenzar por un enfoque amplio, holístico.  Las charlas de la organización TED (www.ted.com) casi siempre tienen esa característica.  Esta me ha gustado mucho porque se refiere al BIG PICTURE, nos hace tomar conciencia de que las cuestiones que nuestro mundo globalizado tiene que resolver deben ser analizadas desde una mirada ampliamente abarcadora.  Cada país debe dejar de mirarse el ombligo y mirar al cuadro global.  Me gusta el lema (he leído hace poco que es un viejo lema anarquista...): Yo no seré libre hasta que todos seamos libres.  Y podríamos decir también...yo no seré rico hasta que....yo no estaré sano hasta que... Aunque estoy de acuerdo con la mayoría de los conceptos expuestos por Anholt, confieso que "no entiendo" los resultados de su encuesta sobre países buenos...¿Puede haber sido realizada sobre un universo un tanto sesgado?  Si todos los países hicieran lo mismo que el país que sale en primer lugar, esto es cobrar mínimos impuestos a las empresas que se instalan en su territorio, entonces las empresas se repartirían entre todos los países...y la recaudación impositiva no alcanzaría en ningún país para cubrir los gastos del Estado del Bienestar, aquellos gastos o inversiones del Estado necesarios para garantizar una igualdad de oportunidades a sus ciudadanos.  Si queréis escuchar la conversación, aquí tenéis el link   http://www.ted.com/speakers/simon_anholt 



He estado pensando mucho en el mundo recientemente y cómo ha cambiado en los últimos 20, 30, 40 años. Hace 20 o 30 años si un pollo se resfriaba, estornudaba y moría en una aldea lejana del este de Asia, habría sido una tragedia para el pollo y sus parientes cercanos, pero no creo que fuese muy probable que temiésemos una pandemia global y la muerte de millones. Hace 20 o 30 años, si un banco en Norteamérica prestaba demasiado dinero a alguien que no podía devolver el dinero y el banco quebraba, era malo para el prestamista y para el prestatario, pero no imaginábamos que pondría de rodillas al sistema económico mundial durante casi una década. Es la globalización. Es el milagro que nos permitió llevar nuestros cuerpos y mentes, nuestras palabras, fotos e ideas, nuestra enseñanza y aprendizaje a todo el planeta, cada vez más rápido y más barato. Trajo muchas cosas malas, como lo que acabo de describir, pero también muchas cosas buenas. Muchos no estamos al tanto del éxito extraordinario de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, varios de los cuales han logrado sus objetivosmucho antes del plazo establecido. Eso demuestra que esta especie de la humanidad puede lograr avances extraordinarios si realmente actúa en conjunto y se esfuerza mucho. Pero si tuviera que decirlo en pocas palabras, actualmente, siento que la globalización nos ha tomado por sorpresa, y hemos respondido con lentitud. Si miramos los efectos negativos de la globalización, a veces realmente parece ser abrumadora. Frente a los grandes desafíos que enfrentamos hoy, como el cambio climático y los derechos humanos, la demografía, el terrorismo y las pandemias, el narcotráfico y la esclavitud humana, la pérdida de especies, y podría seguir, no estamos haciendo un gran avance ante gran cantidad de esos desafíos. Por eso, en pocas palabras, ese es el desafío que enfrentamos hoy en este punto interesante de la historia. Eso es claramente lo que tenemos que hacer a continuación. De algún modo tenemos que actuar juntos y descubrir cómo globalizar mejor las soluciones para no ser solo una especie víctima de la globalización de los problemas. ¿Por qué avanzamos tan lentamente? ¿Cuál es la razón? Bueno, hay, claro, varias razones, pero quizá la razón principal es que como especie aún estamos organizados de la misma manera que hace 200 o 300 años. Queda una superpotencia en el planeta y somos los 7000 millones de personas, los 7000 millones que causamos estos problemas, los mismos 7000 millones, por cierto, que los resolveremos. ¿Pero cómo nos organizamos los 7000 millones? Nos organizamos en 200 o más naciones, y las naciones tienen gobiernos que hacen leyes que nos hacen comportar de cierta manera. Y es un sistema bastante eficiente, pero el problema es que la redacción de esas leyes y la forma de pensar de los gobiernos es totalmente errónea para la solución de problemas globales, porque todo eso mira hacia adentro. Los políticos que elegimos y los que no elegimos, en conjunto, piensan en lo microscópico. No tienen mentes telescópicas. Miran hacia adentro. Fingen, se comportan, como si creyeran que cada país es una isla que existe muy feliz, independiente de todos los otros en su propio y pequeño planeta en su propio y pequeño sistema solar. Este es el problema: los países compiten unos contra otros, los países luchan unos contra otros. Esta semana, como cualquier semana que miren,encontrarán personas que tratan de matarse unos a otros de país a país y, si no pasa eso, hay una competencia entre países, cada uno tratando de maltratar al otro. Claramente no es una buena configuración. Claramente tenemos que cambiarla. Claramente tenemos que encontrar la forma de alentar a los países a empezar a trabajar juntos un poquito mejor. ¿Y por qué no lo harán? ¿Por qué nuestros líderes todavía siguen mirando hacia adentro? Bueno, la primera razón y la más obvia es porque nosotros se lo pedimos. Les decimos que hagan eso. Cuando elegimos gobiernos, o cuando toleramos gobiernos no electos, efectivamente les decimos que queremos que le den a nuestro país determinadas cosas. Queremos prosperidad, crecimiento, competitividad, transparencia, justicia y todo eso. Por eso, a menos que empecemos a pedirles que piensen hacia afuera un poquito más, que consideren los problemas globales que tendremos si no empezamos a pensar en ellos, entonces difícilmente podamos culparlos si siguen mirando hacia adentro, si todavía miran lo microscópico en vez de mirar lo telescópico. Esa es la primera razón por la que las cosas no cambian. La segunda razón es que estos gobiernos, como el resto de nosotros, son psicópatas culturales. Yo no quiero ser grosero, pero ya saben lo que es un psicópata. Un psicópata es una persona que desafortunadamente para él o ella, no puede lograr empatía con otros seres humanos. Cuando miran alrededor no ven a otros seres humanos con vidas profundas, ricas, tridimensionales, con objetivos y ambiciones. Ven en cambio recortes de cartón, es algo muy triste y solitario, y es muy poco frecuente, afortunadamente. Pero, en realidad, ¿no somos la mayoría no tan buenos en empatía? Claro, somos buenos en empatía para tratar con personasque se nos parecen que caminan, comen y rezan como nosotros, pero si se trata de personas que no lo hacen así, que no se visten como nosotros, que no rezan como nosotros, que no hablan como nosotros,¿no tendemos también a verlos levemente como recortes de cartón? Es una pregunta que tenemos que hacernos. Pienso que tenemos que vigilar esto constantemente. ¿Somos nosotros y nuestros políticos en cierto punto psicópatas culturales? La tercera razón no es muy digna de mención por ser muy tonta,pero hay una creencia en los gobiernos de que la agenda local y la agenda internacional son incompatibles y siempre lo serán. Esto no tiene sentido. En mi trabajo diario soy asesor de política. He pasado los últimos 15 años asesorando a gobiernos de todo el mundo, y en todo ese tiempo nunca he visto un solo problema de política local que no pueda ser resuelto más imaginativamente con más eficiencia y rapidez que tratándolo como un problema internacional, mirando el contexto internacional,comparando con lo que han hecho otros, incluyendo a otros, trabajando en el ámbito externo en vez de hacerlo en el interno. Teniendo en cuenta todo eso podrán decir: ¿Por qué entonces no funciona? ¿Por qué no podemos hacer cambiar a nuestros políticos? ¿Por qué no se lo pedimos? Bueno, yo como muchos, paso mucho tiempo quejándome de lo difícil que es hacer que la gente cambie, y no creo que tengamos que preocuparnos por eso. Pienso que deberíamos aceptar que pertenecemos a una especie inherentemente conservadora. No nos gusta el cambio. Es así por razones evolutivas muy sensatas.  Probablemente no estaríamos aquí hoy de no haber resistido tanto el cambio. Es muy simple: Hace miles de años, descubrimos que si continuábamos haciendo las mismas cosas no moriríamos, porque las cosas que hicimos antes por definición no nos mataron, y por lo tanto si seguíamos haciendo eso,estaríamos bien, y era muy sensato no hacer nada nuevo, porque podría matarnos. Pero claro, hay excepciones. De lo contrario, nunca llegaríamos a ninguna parte. Y una de las excepciones, la excepción interesante, es cuando podemos mostrarle a las personas que puede haber un poco de interés propio en dar ese salto de fe y cambiar un poco. Hemos pasado gran parte de los últimos 10 o 15 años tratando de descubrir cuál podría ser ese interés propio que pudiera alentar tanto a políticos como a empresas y a la población en general, a todos nosotros, a pensar un poco más hacia afuera, a pensar en el panorama general, no siempre mirar hacia adentro, y a veces mirar hacia afuera. Y fue entonces que descubrí algo bastante importante. En 2005 lancé un estudio llamado Índice de Marca País. Es un estudio a muy gran escala que encuesta a una muestra muy grande de la población mundial, una muestra que representa a un 70 % de la población del planeta, y le empecé a hacer una serie de preguntas sobre cómo perciben a otros países. Y el Índice de Marca País con los años se ha convertido en una enorme base de datos. Tiene unas 200 000 millones de entradas que siguen la opinión de la gente común sobre otros países y por qué. ¿Por qué hago esto? Bueno, porque a los gobiernos que aconsejo les interesa mucho saber cómo los ven. Saben, en parte porque yo los he alentado a darse cuenta, que los países dependen enormemente de su reputación para sobrevivir y prosperar en el mundo. Si un país tiene una gran imagen positiva, como Alemania, Suecia o Suiza, todo es fácil y todo es barato. Uno recibe más turistas, y tiene más inversores. Uno vende sus productos más caros. Por el contrario, si uno tiene un país con una imagen muy débil o muy negativa, todo es difícil y todo es caro. Entonces los gobiernos se preocupan desesperadamente por la imagen del país, porque marca una diferencia directa en el dinero que pueden ganar, y eso es lo que le han prometido a sus poblaciones que harán. Por eso hace un par de años decidí tomarme un tiempo y hablar con esa base de datos gigante y preguntarle ¿por qué algunas personas prefieren a un país más que a otro? Y la respuesta que me dio esa base de datos me dejó anonadado. Fue 6,8. No tengo tiempo para explicarlo en detalle. Básicamente me dijo... (Risas) (Aplausos) que preferimos a los países buenos. No admiramos a los países principalmente porque sean ricos porque sean poderosos, porque sean exitosos, porque sean modernos, porque sean avanzados en tecnología. Admiramos principalmente a los países buenos. ¿Qué queremos decir con 'buenos'? Queremos decir países que parecen contribuir en algo al mundo en que vivimos, países que en realidad hacen al mundo más seguro o mejor o más rico o más justo. Esos son los países que nos gustan. Este es un descubrimiento de importancia significativa —ven hacia dónde voy— porque cierra el círculo. Ahora puedo decir, lo hago a menudo, a cualquier gobierno, para que te vaya bien tienes que hacer el bien. Si quieres vender más productos, si quieres recibir más inversiones, si quieres ser más competitivo, tienes que comportarte, porque de ese modo las personas te respetarán y harán negocios contigo, y por lo tanto, cuanto más colabores más competitivo serás. Este es un descubrimiento bastante importante y ni bien lo descubrí sentí que venía un nuevo índice. Juro que cuanto más viejo me pongo, más simples son mis ideas, cada vez más infantiles. Este es el Índice de País Bueno, y hace lo que dice en la etiqueta. Mide, o intenta medir, exactamente cuánto contribuye cada país de la Tierra no a su propia población sino al resto de la humanidad. Curiosamente, nadie había pensado nunca en medir esto antes. Por eso mi colega, el Dr. Robert Govers y yo, pasamos gran parte de los últimos dos años, junto a gran cantidad de personas muy serias e inteligentes, consolidando todos los datos confiables del mundo que pudimos encontrar sobre lo que dan los países al mundo. Estarán esperando que les diga quiénes están en la cima. Y se los diré pero primero quiero contarles precisamente qué quiero decir cuando digo país bueno.No me refiero a moralmente bueno. Cuando digo que el País X es el país más bueno de la Tierra digo el más bueno, no el mejor. El mejor es algo distinto. Cuando uno habla de un país bueno, puede ser bueno, más bueno o el más bueno. No es lo mismo que bueno, mejor y el mejor. Este es simplemente un país que da más a la humanidad que cualquier otro país. No hablo de cómo se comportan localmente porque eso se mide en otros lados. Y el ganador es: Irlanda. (Aplausos) Según estos datos, ningún país de la Tierra, por habitante, por dólar de PBI, contribuye más al mundo en el que vivimos que Irlanda. ¿Qué significa esto? Significa que cuando vamos a dormir por la noche todos, en los últimos 15 segundos antes de conciliar el sueño, nuestro último pensamiento debería ser me alegro de que exista Irlanda.(Risas) Y eso... (Aplausos) en lo profundo de una recesión económica muy grave pienso que da una lección realmente muy importante el hecho de recordar las obligaciones internacionales mientras tratas de reconstruir tu economía, es algo importante. Finlandia está ubicada casi igual. La única razón por la que está debajo de Irlanda es porque su puntuación más baja está por debajo de la más baja de Irlanda.  Lo otro que notarán en los 10 primeros es, claro, son todos, salvo Nueva Zelanda, países de Europa occidental. Todos son ricos. Esto me deprimió porque una de las cosas que no quería descubrir con este índice era la providencia de los países ricos que ayudan a los países pobres. No tiene que ver con esto. Y de hecho, si miramos más abajo en la lista, no tengo la diapositiva aquí, verán algo que, de hecho, me puso muy feliz: Kenia está entre los 30 primeros, y eso demuestra algo muy, muy importante. No se trata de dinero. Tiene que ver con la actitud. Tiene que ver con la cultura. Tiene que ver con un gobierno y unas personas que se ocupan del resto del mundo y tienen la imaginación y el coraje y piensan hacia afuera en vez de solo pensar en forma egoísta. Pasaré rápido las otras diapositivas para que puedan ver algunos países más abajo en la lista. Alemania está 13, EE.UU. 21, México 66, y luego tenemos algunos grandes países en desarrollo como Rusia 95, China 107. Que países como China, Rusia e India estén abajo en la misma parte del índice, bueno, en cierta forma no sorprende. Han pasado mucho tiempo en las últimas décadas construyendo su propia economía, construyendo su propia sociedad y su propia política, pero es de esperar que en la segunda fase de su crecimiento miren un poco más hacia afuera que en la primera fase. Y luego pueden analizar cada país en términos de los datos reales que los constituyen. Les permitiré que lo hagan. A partir de la medianoche estará en www.goodcountry.org, y pueden mirar su país. Pueden llegar hasta el nivel de los datos individuales. Este es el Índice de País Bueno.¿Para qué está? Bueno, está porque quiero tratar de introducir esta palabra o reintroducir esta palabra al discurso. Ya he escuchado demasiado sobre países competitivos. Ya he escuchado demasiado sobrepaíses prósperos, ricos, que crecen rápidamente. He escuchado demasiado sobre países felices porque al final eso sigue siendo egoísta. Eso sigue siendo sobre nosotros, y si seguimos pensando en nosotros,estamos en un problema muy profundo. Pienso que sabemos sobre qué queremos escuchar. Queremos escuchar sobre países buenos, por eso quiero pedirles un favor. No pido mucho. Es algo que puede resultar fácil de hacer y que incluso podrían encontrar agradable e incluso útil, y es empezar a usar la palabra "bueno" en este contexto. Cuando piensen en su propio país, cuando piensen en los países de otros, cuando piensen en las empresas, cuando hablen del mundo en el que vivimos hoy, empiecen a usar esa palabra en el modo en que les conté esta tarde. No bueno, lo opuesto a malo, porque esa es una discusión interminable. Bueno, lo opuesto a egoísta, bueno como país que piensa en todos nosotros. Eso es lo que me gustaría que hagan, y me gustaría que lo usen como una tabla para golpear a sus políticos. Cuando los eligen, cuando los reeligen, cuando los votan, cuando escuchan lo que les ofrecen, usen esa palabra, "bueno", y pregúntense: "¿Esto es lo que haría un buen país?" Y si la respuesta es no, sospechen. Pregúntense, ¿es el comportamiento de mi país? ¿Quiero pertenecer a un país cuyo gobierno, en mi nombre, hace cosas como esas? O, por otro lado, prefiero la idea de caminar por el mundo con la cabeza en alto pensando: "Sí, siento orgullo de pertenecer a un país bueno". Y todos les darán la bienvenida. Y todos en los últimos 15 segundos antes de conciliar el sueño por la noche dirán: "Dios, estoy feliz de que el país de esta persona exista". En última instancia, eso, pienso, es lo que generará el cambio. La palabra "bueno", el número 6,8 y el descubrimiento subyacente cambiaron mi vida. Pienso que puede cambiar sus vidas, y pienso que podemos usarlo para cambiar el comportamiento de nuestros políticos y empresas y, al hacerlo, podemos cambiar el mundo. Empecé a pensar muy diferente sobre mi propio país al pensar en estas cosas. Solía pensar que quería vivir en un país rico, y luego que quería vivir en un país feliz, pero empecé a darme cuenta de que eso no es suficiente. No quiero vivir en un país rico. No quiero vivir en un país que crece rápido o que es competitivo. Quiero vivir en un país bueno, y espero que Uds. también. Gracias. (Aplausos).







lunes, 13 de julio de 2015

Espacios para el trabajo creativo


 Oficinas de Caixa Bank en La Diagonal, Barcelona, Estudio Rifé Arquitectos, 2013
Las oficinas se han diseñado buscando crear un clima de mayor cercanía entre el cliente y el banco.  El empleado del banco no atiende las visitas detrás de una mesa sino que sale al encuentro del cliente, lo hace sentir como en su casa...

Esta área se dedica a las conversaciones que requieren más privacidad, de todos modos el interior se trasluce desde las zonas de espera. El uso de moqueta en el suelo ayuda a reducir la trasmisión del ruido y da un aire más acogedor.

Estas son las oficinas del Barbarian Group en Nueva York, diseño de Clive Wilkinson Architects, obra realizada en 2014. Espacios diseñados con mucha creatividad --que a su vez la estimulan en su interior-- espacios abiertos que facilitan la comunicación e intercambio entre los trabajadores. Los espacios se han delimitado con paneles curvos de contrachapado de pinotea cortados al láser.



El nuevo Centro de Innovación de Steelcase en Grand Rapids, Estados Unidos, apuesta por una forma de trabajo colaborativa a través de espacios abiertos.  Se han creado espacios de distintos tamaños y con equipamientos diferenciados, que los trabajadores pueden  elegir de acuerdo al tipo de actividad que necesitan realizar.   No hay un puesto fijo de trabajo, hay varios espacios disponibles.  Interacción y  flexibilidad son las premisas básicas.


En primer lugar dejo claro que, según mi perspectiva, el trabajo creativo no se circunscribe únicamente al de artistas, diseñadores o arquitectos. En segundo lugar, a esta altura de nuestra evolución cultural, el único trabajo creativo que aún es realizado en forma individual, al menos en la gran mayoría de casos, es el de los artistas. Los demás trabajos son colaborativose interdisciplinarios, razón por la cual últimamente se imponen los espacios flexibles, que brindan sentido de pertenencia al grupo, identidad, motivación y orientación. Los nuevos espacios deben ayudar a la cohesión de los equipos de trabajo, facilitando la comunicación y la colaboración, ofreciendo espacios para el trabajo individual, grupal y colectivo, como asimismo espacios para el descanso y la reflexión individual. Estudios realizados recientemente concluyen que con un buen diseño de los espacios de trabajo se puede conseguir entre un 25 y un 30 % más de productividad. Las empresas lo saben y están comenzando a ver la mejora de sus espacios de trabajo como una inversión para aumentar la innovación y la competitividad.

Con la globalización y la inmediatez que nos brinda Internet, la aceleración del intercambio de información que esto conlleva, es difícil competir siendo solamente más eficiente: lo que genera valor es la creación de propiedad intelectual. Y para lograrlo se requiere una nueva cultura del trabajo. Es necesario recuperar al ser humano como centro. Es necesaria la colaboración; es necesaria la interdisciplina. Los antiguos mecanismos de control jerárquicos tienen que relajarse y dejar que una potente cultura empresarial guíe a los equipos a través de sus valores.

¿Moda o Arte?


En primer plano, vestido escultórico en la tienda Dover Street Market, en Londres
El arte del plegado --origami-- originario de Japón, llevado con maestría al vestido.

viernes, 10 de julio de 2015

Un lenguaje de patrones: la repetición II


Nube de colores, en la Serpentine Sackler Gallery de Londres


Nube en la tienda Dover Street Market, en Londres


Instalación: fotografía + vajilla de cerámica, en la Serpentine Sackler Gallery