"Mirror", obra del artista catalán Jaume Plensa, diseñada para la Rice University, Houston, 2012 La obra me sugiere naturaleza y cultura, encuentro, conversación, el lenguaje nos hace humanos, estamos hechos de palabras, "espejo" me hace recordar las neuronas espejo, facilitadoras de la empatía...
La creatividad es la facultad de concebir ideas originales, de crear algo que no existía antes, es introducir por primera vez algo. Generalmente asociamos la creatividad con el arte, pero en realidad la creatividad se puede desplegar en todos los ámbitos del pensamiento y la actuación humana. Desde la filosofía hasta la ingeniería, pasando por la investigación científica, la medicina, la política... En muchas definiciones de la creatividad aparece la condición de valor, lo nuevo debe tener valor en un campo específico. Es complejo evaluar el valor. En la historia del arte especialmente, hemos visto obras que no han sido valoradas por sus contemporáneos y sin embargo han sido hipervaloradas muchos años después. Recordemos a Vincent Van Gogh, por ejemplo. Lo mismo ha sucedido en la ciencia. Hipótesis que se han considerado descabelladas y que muchos años después han sido corroboradas científicamente (Y no estoy pensando en Galileo, sino en hipótesis de los años 90 del siglo XX). Entonces hemos de ir con cuidado a la hora de hacer juicios de valor. ¿Sólo el tiempo revela el valor real de las cosas creadas?
La creatividad es un valor en alza en la sociedad actual. En descripciones de puestos de trabajo para posiciones jerárquicas, la creatividad aparece como un rasgo altamente solicitado. Es que la velocidad de los cambios que se están produciendo en todos los ámbitos nos exige redefinir a menudo nuestras propuestas de valor y nuestras estrategias para conseguir lo que nos proponemos. Sucede algo similar también fuera del ámbito empresarial e incluso, en nuestra vida privada. A veces, no son suficientes los conocimientos previos ni la experiencia previa. Hace falta creatividad, para dar una nueva respuesta. O más aún, para hacerse nuevas preguntas. "Cambiar las respuestas es evolución, cambiar las preguntas es revolución", dice el físico catalán Jorge Wagensberg, director de CosmoCaixa Barcelona. Me encanta esta distinción. El hacerse preguntas es uno de los rasgos de la personalidad creativa. Hablaré de ello próximamente. Entonces, ante la necesidad de más creatividad nos preguntamos: ¿Podemos promover la creatividad, podemos hacerla crecer? La creatividad depende de muchos factores, los cuales nos pueden facilitar el camino, o por el contrario, nos lo pueden obstruir. Hablaré de los factores más relevantes, en clave positiva, como facilitadores.
Uno de los factores más importantes son nuestras creencias. Si pensamos que hay más de una respuesta posible, entonces buscaremos otra más apropiada o eficiente, si creemos que el mundo puede ser mejor, con esa creencia en la mente nos haremos nuevas preguntas, nuestra mente resonará con cierto tipo de información, enfocaremos nuestra atención hacia cierto tipo de información y, a partir de allí, estableceremos nuevas relaciones, etc. hasta encontrar nuevos caminos; no nos conformamos con lo que ya existe. También están las creencias de la cultura a la que pertenecemos, que actúan como filtros a través de los cuales observamos la realidad. Y no de menor importancia, están las creencias sobre nuestra propia capacidad de cambiar las cosas, y aquí entra en juego nuestro entorno.
Nuestro entorno familiar y social nos nutre, nos inspira, nos da un feedback, nos da confianza. Un entorno creativo despierta mucho más fácilmente nuestra capacidad creativa. Muchas veces las ideas nacen de una manera muy tímida y si podemos comentarlas con personas que muestren interés, que nos hagan preguntas, que aporten sus puntos de vista, las ideas se van definiendo y desarrollando más rápidamente. También influye en nuestra creatividad el entorno más amplio, las instituciones, la ciudad donde vivimos, si esta nos proporciona un abanico de posibilidades y experiencias estimulantes, oportunidades de encontrarnos con gente diversa, de tener conversaciones profundas con gente diversa...podemos hablar de una ciudad creativa. Algunas ciudades poseen clusters de empresas especializadas en determinada actividad que potencian aún más esa actividad, dado el intercambio de conocimientos y experiencias (Silicon Valley en California). Otras son reconocidas mundialmente por el fomento de las artes, por ser lugar de encuentro de los artistas (París, Nueva York, Berlín...). Barcelona, la ciudad donde vivo, tiene muchos componentes para ser considerada una ciudad creativa: sus universidades, sus espacios para el arte, su cluster tecnológico, su paisaje diverso: ciudad antigua junto a ciudad moderna, mar y sierras, la confluencia de personas de muchos países diferentes viviendo en armonía, el asociacionismo; Barcelona es una ciudad que estimula la creatividad. Tres libros recientes explican la relación entre creatividad y ciudad: Las ciudades creativas: Por qué donde vives puede ser la decisión más importante de tu vida, de Richard Florida, Ciudades creativas: cultura, territorio, economía y ciudad, de Félix Manito, recoge las ponencias de las III Jornadas sobre Ciudades creativas, celebradas en la ciudad de Zaragoza en 2010 y La nueva geografía de los trabajos, de Enrico Moretti.
Otro de los factores que facilita la creatividad es el autoconocimiento y, en especial, el haber descubierto cuál es nuestro especial talento. Sir Ken Robinson, experto en creatividad, lo explica muy bien en su libro "El elemento, cómo encontrar tu pasión puede cambiarlo todo". Hoy sabemos que existen diversos tipos de inteligencia: lógico-matemática, lingüística, espaciovisual, musical, naturalística, cinestésico-corporal, emocional (intra e interpersonal), existencial... La inteligencia es peculiar en cada persona, es como su huella dactilar...Cada persona es capaz de ser creativa en el campo de actividad en el que más aptitudes tiene, en el que más conoce. Porque le resulta más fácil y placentero. Disfrutar con lo que uno hace abre las puertas a la creatividad. Por eso, se puede ser creativo en matemáticas, en literatura, en artes plásticas, en deportes, en filosofía, en política, en psicología, en negocios, en cocina...
Por otro lado, con la excepción de algunos genios creativos que hemos conocido a lo largo de la historia de la humanidad, la mayoría de buenas ideas son el resultado de procesos más o menos largos, en los que participa más de una persona. Cuando existe sinergia, cuando uno más uno es más que dos, allí nacen nuevas ideas, nuevos proyectos. El buen trabajo en equipo hace que las ideas de unos nutran y complementen a las de otros. Una fuente extraordinaria de creatividad es el trabajo en equipos interdisciplinarios. IDEO, una empresa californiana que innova para las demás, lo hace con un equipo de personas formadas en disciplinas tan diferentes como ingeniería, psicología, antropología, biología, lingüística, diseño y marketing. Integran en su trabajo las más diversas perspectivas y de esta manera, pueden dar respuesta a todo el rango de necesidades humanas en cada uno de sus proyectos. Los resultados son excelentes; IDEO figura en el ranking de las empresas más innovadoras del planeta. Y, volviendo sobre la importancia del entorno sobre el trabajo creativo, es importante destacar que IDEO fue fundada por uno de los profesores de la Universidad de Stanford que desarrollaron el concepto de Design thinking, como metodología para el trabajo creativo interdisciplinario, estamos pues ante una empresa creativa que nace de un entorno creativo.
He hablado de las creencias, el entorno, el autoconocimiento, el trabajo en equipo como factores facilitadores de la creatividad. Ahora bien, ¿Cómo es el pensamiento creativo? ¿Cómo se generan las nuevas ideas? Nuestra mente es un contenedor de modelos estructurados en torno a conceptos aprendidos, que nos hacen más fácil el día a día, ayudándonos a tomar decisiones, por ejemplo, o a resolver cierto tipo de problemas. Pero cuando tenemos que enfrentarnos a un nuevo tipo de problema o circunstancia, esos modelos pueden no servirnos. Es entonces cuando necesitamos apelar a la creatividad, a un tipo de pensamiento diferente que nos permita idear nuevos modelos, modelos en los que las nuevas circunstancias puedan integrarse, cobrar sentido, modelos en los que las nuevas necesidades o problemas puedan resolverse. Edward De Bono, experto en creatividad, introdujo por primera vez el concepto de pensamiento lateral o divergente; lo definió como el pensamiento que trata de descomponer la estructura de un modelo con el fin de liberar la información que contiene y permitir que las diferentes partes del modelo se reordenen de forma distinta. Le llamó "lateral" por contraposición al pensamiento lógico, vertical; divergente, por contraposición a convergente, unidireccional. Dejo de lado , al menos por un tiempo, lo que ya conozco, para aventurarme en lo desconocido. Edward De Bono creó muchas de las técnicas que hoy conocemos para desarrollar el pensamiento creativo.
Por último, para terminar de responder a la pregunta de si es posible promover la creatividad, hemos de hablar del liderazgo creativo. A nivel empresarial, institucional y social es necesario, por un lado, para facilitar las condiciones del entorno creativo. Por otro lado, para que las ideas lleguen a producir los cambios que esperamos, necesitamos saber comunicar nuestras ideas, reconocer las ideas valiosas de otros, transmitir la fe en una idea o proyecto colectivo, hacer que más personas se sumen a un proyecto. ¿Cuál es la esencia del liderazgo? La esencia del liderazgo es la visión, la persona que tiene una visión de cómo tendrían que ser las cosas, de cuál es la dirección hacia la que se ha de ir. Con una visión clara puede enrolar a otros, lograr que quieran participar en su proyecto; con una visión clara puede convencer, es decir vencer con el otro. Y junto a la visión necesita inteligencia emocional para transmitir su visión, entusiasmar a otras personas, hacer que colaboren para desarrollar juntos un proyecto.
